En la era digital, los smartphones han transformado la manera en que nos conectamos, comunicamos y vivimos. Desde un enfoque antropológico, estas innovación tecnológica se revelan como más que simples dispositivos; son ventanas a nuestra vida diaria y la clave para comprender la interacción humana moderna.
En mi trabajo como antropólogo haciendo innovación en productos y servicios, he analizado cómo los smartphones se han convertido en extensiones de nosotros mismos, capturando momentos, emociones y experiencias, así como creando vínculos virtuales entre personas y “cosas”.
Con cada foto y video que tomamos, creamos una narrativa visual de nuestras vidas. Como si fuera una “telenovela” compartamos nuestras vidas con el mundo “allá afuera” en plataformas sociales como Instagram y Facebook, entre otras.
Sin embargo, este fenómeno plantea cuestiones sobre la autenticidad y la privacidad en la era de la sobreexposición.
Como antropólogo, he podido ver como el smartphone ha sido apropiado por personas y grupos sociales, trayendo muchas ventajas en sus vidas, así como también, situaciones que van en detrimento de las personas, sus relaciones y calidad de vida.
Más que presentar un panorama de blanco y negro o, de bueno y malo, quiero enfatizar que los smartphones son “extensiones de las personas” que magnifican y acentúan sus voluntades, deseos y las consecuencias de los mismos.
Los smartphones son “extensiones de las personas” que magnifican y acentúan sus voluntades, deseos y las consecuencias de los mismos.
Por ejemplo, los smartphones han revolucionado la educación, permitiendo a estudiantes acceder a información y recursos en cualquier momento y lugar. La «generación Z» crece con esta tecnología, pero también enfrenta desafíos como el acoso en línea y la adicción. Estos problemas no solo son tecnológicos, sino también sociales, y destacan la importancia de un enfoque antropológico para comprender su impacto en la sociedad.
Explorando las implicaciones generacionales, los smartphones pueden generar divisiones. Los jóvenes a menudo consideran que los smartphones son intuitivos, mientras que las generaciones mayores enfrentan desafíos para adaptarse a la tecnología.
Esta dinámica resalta la necesidad de crear soluciones tecnológicas accesibles y comprender cómo estas herramientas redefinen la experiencia de envejecer.
En el ámbito de la sociabilidad, los smartphones han ampliado nuestra capacidad para conectarnos en grupos de diferentes tamaños y grados de privacidad.
Las corporaciones aprenden de esto y adaptan la tecnología para satisfacer estas necesidades cambiantes. Por ejemplo, la aplicación familiar en WeChat muestra cómo la tecnología puede fortalecer los lazos familiares en un mundo cada vez más digitalizado.
No obstante, este fenómeno también plantea cuestiones profundas sobre nuestra relación con la tecnología. Los smartphones se han convertido en “hogares portátiles”, y la intimidad ya no se limita a lo humano, sino que se complementa con la tecnología.
Los smartphones se han convertido en “hogares portátiles”, y la intimidad ya no se limita a lo humano, sino que se complementa con la tecnología.
Esta simbiosis lleva consigo desafíos, desde la adicción hasta el ciberacoso, que requieren una reflexión antropológica para comprender cómo estas herramientas se entrelazan en nuestras vidas.
La pandemia de Covid-19 subraya una paradoja interesante. Mientras los smartphones amplían las posibilidades de vigilancia de los usuarios, también son medios para brindar cuidado y apoyo a distancia.
En este contexto, surge la noción de «inteligencia desde abajo»; es decir, desde las personas, que aboga por tomar decisiones basadas en las experiencias reales de los usuarios y no desde las estructuras verticales de las instituciones o corporativos.
Para concluir, me queda muy claro que los smartphones no son solo dispositivos, sino reflejos de nuestras identidades, conexiones y desafíos en el mundo digital.
Desde un enfoque antropológico, estas herramientas encapsulan la complejidad de la interacción humana en la era digital. Nos retan a considerar cómo la tecnología redefine la intimidad, la sociabilidad y la forma en que navegamos por la vida moderna.
Los smartphones nos retan a considerar cómo la tecnología redefine la intimidad, la sociabilidad y la forma en que navegamos por la vida moderna.
La antropología con sus métodos, herramientas y teorías, está haciendo aportaciones sustantivas a las organizaciones y empresas, tanto para la comprensión de los usuarios, como en el desarrollo y diseño de productos y servicios digitales que contribuyan positivamente a la vida de las personas.
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