He visto que hay un gran interés y discusión sobre qué métodos son los más adecuados para investigar las realidades de los usuarios.
Las discusiones sobre el tema son infinitas, al igual que las metodologías en sí mismas.
Mientras unos favorecen la óptica cuantitativa para entender qué hacen los usuarios y qué tan frecuente tienen determinados comportamientos, otros prefieren lo cualitativo para entender los “porqués” de lo que hacen.
Algunos otros, quizás más reconciliadores, optan por un camino intermedio, haciendo una mezcla de técnicas cuantitativas y cualitativas.
Lo cierto es que, cualquiera que sea la técnica de investigación, está fuertemente basada en lo que los involucrados en la investigación se sienten más cómodos de manejar.
¿Te atreverías a hacer una investigación poniendo en riesgo los resultados si desconoces cómo hacerlo? La mayor parte de las personas prefieren irse a lo seguro, sobre todo si existe una presión de tiempo por tener resultados.
El punto que quiero hacer aquí es que se desconocen las formas en cómo la antropología hace investigación y la forma en cómo mira a los «sujetos» a estudiar.
Lo que es clave para la antropología que parte de lo humano es, sumergirse en la realidad a investigar y tratar de entender cómo investigarla antes de hacer la investigación.
En otras palabras, lo importante es partir de la realidad y los usuarios, en lugar de ver qué repertorio de herramientas cuento para investigar.
Es un error que frecuentemente se comete entre los equipos de investigación: querer acomodar la realidad a las técnicas de investigación existentes.
Es común ver que para el diseño de una App, por ejemplo, se opté por hacer investigación digital, en lugar de entender los comportamientos NO digitales de los usuarios.
Las Ecologías Digitales y las Prácticas Digitales
Como antropólogos de diseño sabemos que las personas se han apropiado de dispositivos digitales en muchas actividades de sus vidas, lo que podríamos llamar como “ecologías digitales”, donde lo digital ya es parte del entorno cotidiano de las vidas de las personas.
Para ilustrar lo anterior, vemos como personas inician su día despertando con la alarma de su celular; checan sus mensajes para ver si hay algo importante que responder; miran sus redes sociales para ver si alguien interactuó con la publicación que hizo la noche anterior; mira la App del clima para ver que ropa elegir para el día; desayuna usando su dispositivo para escuchar las noticias y muy probablemente, mira la App del tráfico para ver la mejor ruta para llegar al trabajo.
Muchos de estos comportamientos forman parte de nuestra ecología digital y son parte de nuestras “prácticas digitales” que usamos día con día.
Lo interesante aquí es entender la diferencia entre usabilidad y prácticas digitales.
Las prácticas varian poco de región en región y de cultura en cultura. Ya son prácticas humanas globales en buena parte de la población del mundo.
Las prácticas como “objeto de estudio” son parte importante en una investigación de usuario y para el diseño e innovación de algún producto o servicio porque nos ofrecen un marco de referencia sobre los comportamientos digitales de las personas.
En el contexto de estas prácticas digitales, las personas desarrollan sus vidas e integran actividades digitales y NO son muy “conscientes” de ello.
En una investigación sobre el uso de dispositivos digitale en el hogar, se encontró que las personas tenían una relación digital más significativa que las personas reconocían. Pasaban más tiempo en sus dispositivos de lo que creían.
Y es cierto, muchos realizamos planes de viaje, la venta en línea de una prenda de ropa que ya no usamos más o, buscamos un remedio casero para un malestar de salud con herramientas digitales. En otras palabras, hay una “naturalidad digital” en la forma de conducir nuestras vidas.
Una parte interesante de esa investigación fue que las formas en cómo las personas se involucran en las redes sociales y usan sus dispositivos digitales, tiene una relación directa con (1) sus prácticas digitales y (2) con las relaciones que establecen con personas en el terreno digital.
Esto es de llamar la atención, pues mientras empresas se esfuerzan por la personalización de sus productos y servicios para hacerlos más “únicos” para sus clientes, las personas en cambio tienen prácticas digitales que son compartidas a lo largo y ancho del planeta, ciertamente con algunas variantes.
Para concluir, en esa investigación se encontró que los contenidos que las personas publican en sus redes sociales, por ejemplo, están circunscritos en su ecologías digitales que son como sus propios mundos, que parten desde el hogar en sus “prácticas digitales” y se extrapolan a otros espacios, como el trabajo.
La Antropología del Diseño ofrece formas únicas para investigar las realidades digitales y no digitales de los usuarios entendiendo los comportamientos de las personas y sus prácticas sociales.